En 1991 salió a la luz la causa de “los autos truchos”, vehículos de alta gama que ingresaron de contrabando al país, bajo los beneficios impositivos de la ley 19.279
La Justicia descubrió autos de lujo que habían ingresado al país de contrabando. La maniobra delictiva consistía en el pago de una suma de dinero (entre 500 y 1000 dólares) a personas con discapacidad para que se hicieran pasar por los presuntos titulares de los vehículos y aprovechar los beneficios de la ley 19.279, que permitía el ingreso al país de vehículos de alta gama sin pagar impuestos ni derechos de Aduana.
Entre los involucrados hubo empresarios y personalidades del mundo del espectáculo. Pero todas las cámaras hicieron foco en Ricardo Darín y Susana Giménez. El actor fue procesado y luego absuelto por comprar una Nissan Pathfinder que había ingresado al país de forma fraudulenta. El caso de la diva tuvo ribetes cinematográficos, ya que su Mercedes Benz fue encontrado debajo de una montaña de paja, en un campo cerca de Pilar, que pertenecía a Huberto Roviralta, expareja de la diva. El auto había ingresado al país a nombre Cayetano Ruggiero, una persona con discapacidad, sin pagar impuestos ni derechos de Aduana. La conductora resultó sobreseída en la causa, pero su auto fue a rematado.
Extraño destino el del Mercedes Benz que, con malas artes, supo tener una vez Susana Giménez: importado por un discapacitado de escasos recursos, fue hallado por un juez bajo una montaña de heno, en la estancia del novio de la diva; en un remate, lo compró un excéntrico comerciante que pagó más del doble de lo que valía y lo regalo, sin más, a quien hizo más puntos en un concurso de sapo, que él mismo organizó en la ciudad de Comodoro Rivadavia.
Suena a locura. Pero para José Argentino Perruccio, dueño de una mueblería en esa ciudad chubutense y una modesta fábrica de almohadas en el Gran Buenos Aires, no fue más que una “estrategia publicitaria”. Por eso, a nueve meses de haber pagado casi 80.000 pesos por la famosa cupé Mercedes Benz 500 SE, el hombre resolvió cumplir con su promesa: sortear el auto entre sus clientes.
Con ese fin, eligió por sorteo, entre unas 20.000 cartas, a los 50 participantes que probaron puntería e intentaron llevarse la célebre cupé. El auto ya tenia 12 años pero apenas 45.000 kilómetros recorridos, 1800 más que el día en que lo compró Perruccio. La diferencia es la distancia entre Buenos Aires y Comodoro Rivadavia, único trayecto que –jura el empresario– hizo a bordo del ex auto de Susana. Sin embargo, en estos nueve meses, el lujoso vehículo anduvo por medio país: Perruccio lo paseó a bordo de un trailer, promocionando su concurso y sus almohadas.
Ahí no termino todo: el comerciante pago el viaje y la estadía de los 50 concursantes –que llegon desde Córdoba, Rosario y Bahía Blanca, entre otras ciudades– y contrato a la modelo Gisella Barreto para conducir el show, que será televisado en directo en todo Chubut.
En marzo del 1999 en la final resulto ganador un vecino de Comodoro Rivadavia, quien le saco ventaja en el ultimo tiro a un joven rosarino.